Ir al contenido principal

Entradas

"Estrategia de la Lucha por la Liberación Nacional y la Justicia Social" por Don Arturo Jauretche

Una política tendiente a separar el proletariado de los sectores pertenecientes a las otras clases, que identifican lo suyo con los de los trabajadores en la lucha por el ascenso nacional, es fatal al movimiento de liberación. Tan importante como cuidar la base obrera es mantener vivo el prestigio en esos sectores y utilizar su colaboración activa. Se cometió el error de desplazar y hasta hostilizar los sectores de clase media militantes en el movimiento, permitiendo al adversario unificarla en contra, máxime cuando se le lesionaron inútilmente sus preocupaciones éticas y estéticas, con una desaprensiva política de la administración y en la elección de los instrumentos de gobierno. Se manejó la propaganda de manera masiva y pueril, hasta hacerla irritativa, centrándola en los aspectos superficiales sin ahondar en lo profundo de las realizaciones gigantescas del proceso. Por pequeñas preocupaciones de vanidad se hizo el juego a la política de la superestructura cultural.
Entradas recientes

"LA CONCIENCIA NACIONAL Y EL RESCATE DE LAS MALVINAS" por Fermín Chavez

“Un hecho histórico separado de su génesis, no enseña nada”, Gustavo Le Bon. El tema Malvinas debe insertarse necesariamente en una cuestión mayor; la de la cultura argentina. Porque generalmente queda afuera un aspecto fundamental, cual es el de la indefensión –por décadas- de la conciencia argentina frente al modelo cultural colonial, made in England. Sí, estuvimos en guerra con Gran Bretaña, pero era como si la contienda se redujese a términos materiales. Pero hay que hacer memoria e historia, indispensablemente. Los historiadores aceptan ya que el último reclamo importante en el siglo XIX acerca de nuestra soberanía en las Malvinas fue el documento que el Dr. Manuel Moreno, plenipotenciario de la Confederación Argentina en Londres, cursó al gobierno inglés el 31 de julio de 1849. Dicho documento coronó una serie de alegatos de una década y media, con todo el apoyo de don Juan Manuel de Rosas y de su canciller Felipe Arana. Aquella protesta fue contestada por el canciller

"DISCURSO SOBRE EL GENERAL SAN MARTÍN" por Juan Domingo Perón

“Un general, si es a la vez un conductor, no solo ha de mandar su ejército. Es menester que personalmente lo forme, que lo dote, lo organice, lo alimente y lo instruya. A menudo con el conductor muere también su ejército. Sobreviven de ellos su gloria, su tradición y su ejemplo. He dicho que ello solo sucede cuando coincide en un hombre el general con el conductor. Asunto que rara vez ha sucedido en la historia. El general se hace; el conductor nace. El general es un técnico; el conductor es un artista. San Martín, con Napoleón, son los dos únicos hombres que en el siglo XIX llenan tales características del arte guerrero; por eso son ellos también las más altas cumbres del genio de la historia militar de ese siglo. Generalmente, un conductor es un maestro. Su escuela llena también su siglo. Su ejemplo adoctrina las sucesivas generaciones de un ejército o de un pueblo. La orientación sanmartiniana en nuestro ejército y en nuestro pueblo ha sido la más decisiva inf

"RAÚL SCALABRINI ORTIZ Y LOS INTELECTUALES" por José Hernández Arregui

"Raúl Scalabrini Ortiz estuvo sólo. Sin embargo, un verdadero escritor nacional nunca está solo. Su obra, inspirada en el pueblo, al pueblo vuelve. Y, tarde o temprano, la colectividad entera lo convierte en parte dolorosa y triunfante de la patria. De la patria a construir. Pues no hay patria sin soberanía nacional. Bajo el dominio extranjero la patria no es una categoría histórica inmóvil, sino lucha viva, desgarrada, permanente, por la liberación nacional. Hay dos patrias. La de los que la gozan, la prostituyen y la explotan. Y la de los que la padecen. La de Raúl Scalabrini Ortiz fue una patria padecida. Una patria oprimida. En esa patria negada por una minoría que la inmola a sus intereses de clase y, en contraposición, afirmada por el pueblo, Raúl Scalabrini Ortiz fue —lo repetimos— la dignidad de la inteligencia nacional. Y eso plantea el problema de los intelectuales en los países coloniales. En general, los intelectuales forman una capa social admitida y palmoteada mient

"LA GESTA DE MALVINAS" por José María Rosa

El 2 de abril se abre –¿o se reabre?– un nuevo capítulo en la historia. La recuperación de las Malvinas ha tocado hondo en la fibra patriótica del pueblo. Nos despertamos con el orgullo de sentirnos una nacionalidad que campea por su respeto. Y eso ha venido –desconcertadamente– tras un período en el que no brillaba precisamente el patriotismo y nuestra Argentina se repartía a pedazos entre los poderosos. Cuando esperábamos de un momento a otro la anunciada privatización del subsuelo, los militares nos salen con esta página de responsabilidad. De heroica locura la calificamos en nuestra nota del pasado abril. No queremos saber qué propósitos la dictaron. Si fue por un irresistible impulso patriótico, o medió la consideración de que EEUU nos acompañaría en la patriada. Si fue esto último –lo que no creemos– debemos convenir que nuestros jefes no están al tanto de la historia contemporánea, como desconocen la historia pasada. Los EEUU no solamente son los

"FELIPE VARELA Y LAS MONTONERAS" por Jorge Abelardo Ramos

Procedía Felipe Varela de una familia catamarqueña de acomodada posición social. Teniente de El Chacho en sus campañas iniciales, fue ayudante y edecán del general Urquiza; después de Pavón recibió sus despachos de coronel de la Nación. Los cronistas describieron su figura: alto, bizarro, criado sobre un caballo, enjuto, alimentado a carne y mate, sobresalían en su fisonomía grave los pómulos rodeados de una espesa barba. Bajo un ancho sobrero rural, vestía pantalón bombacha, chaqueta militar con alamares, bolas de caballería, insignias de coronel: así destacábase su persona de los gauchos y paisanos rotosos que lo rodearon cuando la indignación general contra Mitre y la carnicería paraguaya lo obligaron a blandir nuevamente su lanza. Sus hombres llevaban la divisa: «Defensores de la Unión Americana»; su jefe se titulaba «representante de Sudamérica».   El levantamiento del general Varela obligó al gobierno de Mitre a retirar las tropas. La prensa porteña cubrió de

"MALVINAS Y EL PACIFISMO ANGLÓFILO" por Jorge Abelardo Ramos

No tengo benevolencia hacia Galtieri ni hacia ninguno de sus colegas anteriores o posteriores. Pero comprendo muy bien a la partidocracia sucesora de Saturnino Rodríguez Peña (aquel que ayudó a escapar al general Beresford, cuando la primera invasión inglesa). No falta entre ellos quienes proponen el día 2 de abril como día de luto. Gracias a esa sociedad anglófila que venera a Europa o a EE.UU., se formó una clase democrática devota de todas las guerras ajenas y héroes alógenos. Son el producto directo de esos bachilleratos franceses importados por Mitre, indiferentes a la América criolla, capaces de ahogar en un hastío glacial las mejores vocaciones y las rebeliones más originales, continuados por una universidad productora de especialistas indiferentes al destino nacional, siempre dispuestos a emigrar por un buen contrato en el exterior. ¡Cómo para entender la guerra de Malvinas con un sistema cultural que reposa en el dilema sarmientino de civilización o barbarie,