Querida
vieja:
Esta vez
mis temores se han cumplido, al perecer, y cayó tu odiado enemigo de tantos
años; por aquí la reacción no se hizo esperar, todos los diarios del país y los
despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del tenebroso
dictador; los norteamericanos suspiraban aliviados por la suerte de 425
millones de dólares que ahora podrán sacar de la Argentina; el obispo de México
se mostraba satisfecho de la caída de Perón, y toda la gente católica y de
derecha que yo conocí en este país semostraba también
contenta; mis amigos y yo, no; todos seguimos con natural angustia la suerte
del gobierno peronista y las amenazas de la flota de cañonear Buenos Aires,
(...)
Aquí la
gente progresista ha definido el proceso argentino como “otro triunfo del
dólar, la espada y la cruz”. Yo sé que hoy estarás muy contenta, que respirarás
aire de libertad (...)
Vos podrás
hablar en todos lados lo que te dé la gana con la absoluta impunidad que te
garantizará el ser miembro de la clase en el poder, aunque espero por vos que seas la
oveja negra del rebaño. Te confieso con toda sinceridad que la caída de Perón
me amargó profundamente, no por él sino por lo que significa para toda América,
pues mal que te pese y a pesar de la claudicación forzosa de los últimos
tiempos, Argentina era el paladín de todos los que pensamos que el enemigo está
en el norte.
(...) Tal
vez en el primer momento no verás la violencia porque se ejercerá en un círculo
alejado del tuyo (...) El Partido Comunista con el tiempo, será puesto fuera de
circulación, y tal vez llegue un día en que hasta papá sienta que se equivocó.
Quien sabe que será mientras tanto de tu hijo andariego.
Tal vez
haya resuelto sentar sus reales en la tierra natal (única posible) o iniciar
una jornada de verdadera lucha.
México, 24 de
septiembre de 1955
Ernesto
Guevara de la Serna
(carta del "Che" a su madre Celia de la Serna)
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