"Enemigos del Pueblo son también los ambiciosos.... Muchas veces los he
visto llegar hasta Perón, primero como amigos mansos y leales, y yo
misma me engañé con ellos, que proclamaban una lealtad que después tuve
que desmentir.... Los ambiciosos son fríos como culebras pero saben
disimular demasiado bien. Son enemigos del pueblo porque
ellos no servirán jamás sino a sus intereses personales. Yo los he
perseguido en el movimiento peronista y los seguiré persiguiendo
implacablemente en defensa del Pueblo....
Son los caudillos. Tienen el alma cerrada a todo lo que no sean ellos.
No trabajan para una doctrina ni les interesa el ideal. La doctrina y
el ideal son ellos. La hora de los pueblos no llegará con ningún
caudillo porque los caudillos mueren y los pueblos son eternos.
Los caudillos, los ambiciosos, no tienen doctrina porque no tienen otra
conducta que su egoísmo. Hay que buscarlos y marcarlos a fuego para que
nunca se conviertan en dueños de la vida y las haciendas del Pueblo...
Yo los he conocido de cerca y de frente, y algunas veces incluso me han
engañado, por lo menos momentáneamente.
Hay que identificarlos y
hay que destruirlos. La causa del Pueblo exige nada más que hombres del
Pueblo que trabajen para el Pueblo, no para ellos. En esto se
distinguen los ambiciosos: en que trabajan para ellos, nada más que para
ellos. Nunca buscan la Felicidad del Pueblo, siempre buscan más bien su
propia vanidad y enriquecerse pronto.... El dinero, el poder y los
honores son las tres grandes "causas", los tres "ideales" de todos los
ambiciosos. No he conocido ningún ambicioso que no buscase alguna de
estas tres cosas o las tres al mismo tiempo. Los pueblos deben cuidar a
los hombres que elige para regir sus destinos. Y deben rechazarlos y
destruirlos cuando los vean sedientos de riqueza, de poder o de honores.
La sed de riquezas es fácil de ver. Es lo primero que aparece a la
vista de todos..."
EVITA
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